Eso que nos pasó como un ciclón
Dios mío: entonces yo sufría tanto.
Sufría por mí, por ella, por nuestro amor, por los amigos y familiares, por el pobre de la esquina, por el dilema de la sociedad contemporánea, por las víctimas de la talidomida. En otras palabras, el silencio de Nora solía caer sobre mí como una amarga losa bajo la que agonizaba a un tiempo el universo entero.
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